Los Otros DREAMers: El sueño no muere al cruzar la frontera

“Nos dimos cuenta que mucha gente estaba regresando porque los estaban forzando a regresar”, comentó Jill Anderson. De esta manera dio comienzo su investigación postdoctoral, y la producción del libro Los Otros Dreamers, el cual constituye de varios testimonios por parte de soñadores viviendo en México, acompañados de fotografías de cada uno de ellos y el espacio que los rodea.

Jill Anderson y Nin Solís hablan sobre el por qué del libro, Los otros dreamers. Foto: Manuel Morfín / El Nuevo Sol

Jill Anderson y Nin Solís hablan sobre su libro, Los otros dreamers. Foto: Manuel Morfín / El Nuevo Sol

Por NANCY OY
EL NUEVO SOL

Jill Anderson se mudó a la Ciudad de México hace siete años. Durante los primeros cuatro años ella conocía a todos sus vecinos, a todas las personas extranjeras que vivían en su vecindario y que hablaban inglés; en el 2011 ella notó un cambio.

Anderson empezó a escuchar a extraños hablar inglés; jóvenes, criados en Estados Unidos, que ahora estaban viviendo en la ciudad de México. Sin embargo, a diferencia de Anderson, ellos no estaban en México porque querían, ellos estaban en México porque no tenían otra opción.

Estos jóvenes que venían de ciudades como Los Ángeles, Chicago, y Nueva York, fueron deportados, o decidieron voluntariamente salir del país ya que no contaban con estatus legal para vivir en el país, ni tenían los recursos ni requerimientos para continuar con su educación.

Ellos son los otros dreamers.

“Nos dimos cuenta que mucha gente estaba regresando porque los estaban forzando a regresar”, comentó Anderson.

De esta manera dio comienzo su investigación postdoctoral, y la producción del libro Los Otros Dreamers, el cual constituye de varios testimonios por parte de soñadores viviendo en México, acompañados de fotografías de cada uno de ellos y el espacio que los rodea.

Anderson, acompañada de la fotógrafa y gran amiga, Nin Solís, presentaron un avance de su próxima publicación en la Universidad del Estado de California en Northridge (CSUN) el 25 de abril del 2014.

“Es interesante ver el otro lado del tema de inmigración por que aquí en Estados Unidos siempre hay un enfoque en ayudar a los estudiantes que viven aquí y a sus familias para que ellos puedan recibir su ciudadanía”, dijo Angel Silva, estudiante de periodismo de CSUN, quien estuvo presente durante el diálogo sobre libro.

“Sin embargo, los medios de comunicación en general nunca se enfocan en el otro lado. En lo que le ocurre a la gente que les ha fallado el sistema migratorio, ellos que han sido deportados y regresados”.

Jill Anderson y Nin Solís preparándose para la presentación de Los Otros Dreamers, The Book. Foto cortesía del Institute for Arts & Media.

Jill Anderson y Nin Solís preparándose para la presentación de Los Otros Dreamers, The Book. Foto cortesía del Institute for Arts & Media.

Durante la presentación, Anderson leyó la introducción del libro en la cual indica que gran parte de su investigación la llevó a descubrir que desde el 2005, más de 500.000 personas que han vivido en Estados Unidos por más de cinco años han sido deportadas a México.

Al regresar a México, los otros dreamers se enfrentan con discriminación, un choque cultural, falta de oportunidades, y violencia. Esto es evidente en los testimonios relatados en el libro. A pesar de ser nacidos en México, su situación es similar a la que vivían al otro lado de la frontera: son indocumentados.

Para tramitar los documentos necesarios, ocupan de un traductor, aunque muchos de ellos pueden hablar el español. La mayor parte del tiempo es difícil continuar con su educación ya que no cuentan con los requerimientos y el papeleo que los permita ingresar.

Dado la importancia de tales agresiones que enfrentan estos jóvenes, Anderson decidió contar estas historias, detallando cada una de las experiencias de soñadores selectivos que ella considera harán una diferencia, o siquiera, darán comienzo a una conversación.

El libro consiste de 26 testimonios categorizadas por tres clases de dreamers: hombres jóvenes con pasados criminales que fueron deportados, estudiantes graduados de la universidad que no tienen pasados criminales y personas jóvenes que decidieron por ellos mismos regresar a México.

Solís, para enfatizar la importancia de cada testimonio, se quedaba varios días viviendo con los entrevistados para poder capturar sus vidas diarias, fijando la lente de la cámara en cada aspecto y espacio de las vidas de estos jóvenes. Algunas de éstas fueron presentadas ante la comunidad de CSUN.

“Creo que los testimonios, y la manera en que las fotografías de los individuos traen a la vida sus historias y lo que están experimentando, presenta la exploración del entendimiento verdadero sobre lo que está ocurriendo con este tema”, dijo Matt Matera, director ejecutivo de Scholarships A-Z, una organización que ayuda a estudiantes indocumentados ir a la universidad.

“[El libro] hace un trabajo excelente en poner una cara y una imagen a lo que realmente está ocurriendo en estas historias y testimonios, de lo que no estamos escuchando”.

Los entrevistados cuentan sus historias en cuatro partes: dejando México, creciendo en E.E.U.U, dejando E.E.U.U y regresando a México; ellos son “de aquí y de alla”.

Cinco testimonios de los otros Dreamers fueron presentados durante el evento. Cuatro de los testimonios fueron leídos por estudiantes de CSUN, y uno contado personalmente por Nancy Landa, ex-alumna de CSUN.

El testimonio de Pedro cuenta como él decidió irse voluntariamente a México para poder estudiar odontología. En la patria estadounidense le era difícil entrar a un programa posgrado de odontología porque es indocumentado. En ese tiempo el Dream Act todavía.

Pedro Noé el dia de su graduación en la Universidad del Estado de California en Northridge, clase del 2010.

Pedro Noé el dia de su graduación en la Universidad del Estado de California en Northridge, clase de 2010. Foto cortesía de Pedró Noé Hernández

Estando en México, a pesar de batallar un poco para ingresar a una universidad, finalmente en el 2011 logró entrar a la Universidad Autónoma de México (UNAM), algo que el nunca pudo realizar en Estados Unidos. (El Nuevo Sol publicó la historia de Pedro Noé en agosto de 2012. Puede leerla aquí.)

“Poder leer estas historias y ser capaz de encarnar a [los otros dreamers] abre una ventana para cualquier persona que es indocumentada o quien tiene una identidad indocumentada”, dice Silva, quien presentó la historia de Pedro.

En camino a un concierto, Valeria, otra dreamer, fue detenida por agentes de inmigración y control de aduanas (ICE) y trasladada a un centro de detención donde estuvo detenida por tres semanas. Después fue transferida a Texas.

Ella escribe que nunca habló en español porque quería que los agentes se dieran cuenta que ella podía comunicarse en inglés. Le dieron dos opciones: deportación o regreso voluntario.

Estos le sugirieron salir voluntariamente, ya que no quedaría como criminal en su récord. Sin embargo, ya estando en México ella se enteró que el agente le mintió. Le habían prohibido regresar a los Estados Unidos por diez años. Si ella hubiera sabido eso, nunca hubiera aceptado.

Al igual que Pedro, Valeria decidió estudiar en la UNAM, ya que era una manera de dejarle saber al gobierno estadounidense de su capacidad de vivir en dos países. Aunque, confiesa Valeria en su testimonio, aún teme tener que dejar todo y cambiar sus planes, como lo hizo al regresar a México.

Estudiante de CSUN lee el testimonio de Valeria. Videofoto de Alex Corey / El Nuevo Sol.

Estudiante de CSUN lee el testimonio de Valeria. Videofoto de Alex Corey / El Nuevo Sol.

“El hecho que son historias hace este tema personal e identificable donde puedes realmente sentir que puedes encontrar algo en común con estas personas, en vez que sea como una historia noticiosa”, dijo Alison Morlier, amiga de la hermana de Anderson.

Luis Manuel describió la discriminación que los otros dreamers enfrentan en México en su testimonio. A los diecisiete años, Luis Manuel ya tenía su propio apartamento, un carro, una familia feliz y un gran trabajo.

Pero en el 2011 estuvo detenido por dos días hasta que sus padres pagaron su fianza. Al día siguiente, agentes de ICE lo fueron a buscar. Luis Manuel estuvo en un centro de detención por tres semanas antes de ser deportado el primero de abril, 2011. Su hermano regresó junto con él, pero empleo le ha sido negado a Luis Manuel ya que la gente se da cuenta por su acento y modos que no es de México.

Claudia relata en su historia cómo son afectados los hijos de los otros dreamers. En abril del 2005 su esposo fue arrestado y cuando ella lo fue a buscar, a ella también la detuvieron. Ella pagó su fianza y unos días después la dejaron en libertad, pero a su esposo no lo dejaron ir porque lo acusaban de usar un seguro social falso. En el 2006 deportaron a su esposo.

Junto con su hijo, ella se mudó a México. Las familias de ambos le dieron la espalda porque ellos creían que su esposo era un criminal. Además, su esposo tenía dificultades de encontrar trabajo debido a la discriminación de edad para contrataciones que existe en México.

A ella se le abrieron más oportunidades porque hablaba inglés y pudo obtener un certificado para enseñar inglés. Pero su hijo tuvo que asistir a terapia porque confundía los dos idiomas. Sus maestros no lo entendían y no lo ayudaban. Además de eso, su hijo era víctima de bullying físicamente y psicológicamente. Como no podía hablar bien el español a él lo llamaban pocho y gringo. También sufrió de depresión.

Para Claudia y su familia era difícil ganarse la vida. Ella escribe que se sentía que su pasado no existía y cuando miraba su futuro, lo veía vacío.

El último testimonio fue presentado por Nancy Landa por medio de Skype, quien contó a la audiencia su propio testimonio.

Nancy Landa presentando su propia historia vía Skype en su universidad: CSUN. Foto cortesía de Institute for Arts & Media.

Nancy Landa presentando su propia historia vía Skype en su universidad: CSUN. Foto cortesía de Institute for Arts & Media.

Graduada de CSUN, Landa fue deportada en el 2009. Le tomó cuatro años para contar su historia en México. Decidió hablar después de que le escribió una carta al presidente Obama después que él anunció la Acción Diferida en el 2012. Ella estaba feliz porque eso era una buena noticia para los dreamers que se encontraban dentro del país, pero no entendía por qué la larga espera.

Landa recuerda el primer consejo que le dieron cuando llegó a México: no digas que eres deportada. Ella no cree que su historia refleja la experiencia general de las personas deportadas ya que tuvo la suerte de tener ayuda, tanto en México como en Estados Unidos.

Durante la presentación Landa dijo que los otros dreamers quieren la reforma migratoria, pero que ellos tiene una pelea diferente en México. Ellos están buscando la manera en darle ayuda a las personas que son deportadas para que puedan rehacer su vida en México o en cualquier lugar fuera de Estados Unidos. Es importante porque mientras la reforma no pase, más personas seguirán siendo deportadas.

En Europa, donde estudia su maestría en Londres actualmente, ella ha notado que el movimiento de los dreamers no existe y asegura que algo tiene que ocurrir para que el movimiento sea transnacional. En Europa los inmigrantes son vistos como delincuentes. El parlamento europeo respalda echarlos fuera de la unión Europea.

Anderson comentó que desea que los otros dreamers viajen alrededor del mundo con el libro, presentado ellos mismos sus historias. La meta es tener una conversación, una que les ha sido negada a estos otros dreamers por demasiado tiempo.

El libro estará disponible en Agosto de este año y se puede preordenar por medio de su página de contribución, http://dreaminmexico.bigcartel.com/.

Ve el evento completo en nuestro canal de YouTube:

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Corrección:
Una versión anterior del artículo indicaba incorrectamente que “desde el 2000, más de 500.000 personas que han vivido en Estados Unidos por más de cinco años han sido deportadas a México”. La cifra corresponde a personas deportadas desde 2005.


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